jueves, 30 de enero de 2014

LA CLAVE DEL ENVEJECIMIENTO: “LA OXIDACIÓN CELULAR”


LA CLAVE DEL ENVEJECIMIENTO: “LA OXIDACIÓN CELULAR”
¿No hemos escuchado a alguien que se siente envejecer decir “estoy un poco „oxidado‟”?... Ese término coloquial probablemente está más cerca de la realidad de lo que la gente en general puede pensar. Efectivamente, envejecemos por que nos oxidamos. Primero a nivel celular, luego a nivel de tejidos y finalmente a nivel de órganos y sistemas. Como diría el eminente Dr. Andrew Weil: “como arriba así abajo y como abajo así arriba”, para indicar que lo que ocurre a nivel molecular termina ocurriendo a nivel del entero organismo. El protagonista indiscutible de esta peligrosa oxidación son los radicales libres, por lo que debemos comenzar por contestar…

¿Qué son los radicales libres?
Los Radicales Libres son átomos o moléculas que contienen oxígeno y presentan un ELECTRÓN LIBRE en su órbita externa. Las moléculas estables tienen electrones en parejas (es como un sistema de “amigos”). Sin embargo, si un electrón no se empareja con otro, se vuelve muy reactivo e inestable. Buscará a otro electrón para emparejarse con él. En el proceso de captación de una pareja, se produce una reacción entre moléculas, y la otra molécula puede convertirse en otro radical libre y perpetuar el proceso. Aunque los Radicales Libres son de vida muy corta (del orden de una milésima de segundo) son tremendamente reactivos (un radical libre puede dañar un millón de moléculas mediante este proceso de auto-perpetuarse). Cada vez que un radical libre obtiene ese otro electrón, lo hace de sustancias que forman nuestro organismo, creando pequeños “agujeros” en la pared celular, cambiando la química de las mitocondrias (la fuente de energía de nuestras células) o arrebatando un pedazo de ADN del núcleo. Si multiplicamos esos daños diminutos por los millones de radicales libres que crea nuestro organismo cada segundo, es fácil estremecerse ante la expectativa, literalmente “nos oxidamos”. Afortunadamente, en ese momento es donde entra en juego nuestro “Sistema de Protección Endógeno” y nuestro “Sistema de Protección Exógeno”, también llamado Antioxidantes. No es posible acabar con todos los radicales Libres, ya que muchos de ellos son parte del proceso biológico normal de la vida, pero nuestros sistemas de protección si pueden evitar una proliferación exagerada que de lugar a envejecimiento precoz y un sin fin de enfermedades.
Todo esto, que al profano puede sonarle tan complejo, se puede ilustrar de una manera sencilla: El efecto del oxígeno como agente oxidativo lo apreciamos cuando simplemente troceamos unos plátanos o manzanas para, por ejemplo, añadirlos a una ensalada. Al cabo de pocos segundo comienzan a tomar un tono pardo en la superficie. Eso es auténtica oxidación. Los radicales libres están actuando sobre las paredes de las células de la fruta. ¿Qué hacen algunos cocineros para conseguir que esa fruta mantenga un buen aspecto (no se oxide) durante el tiempo que se necesite para poder presentarla en la mesa conservando su buen aspecto?. Le añaden unas gotas de zumo de limón, rico en un antioxidante vital, la vitamina C, que combate el daño oxidativo.


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